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El portal nº1 de esquelas online
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El equipo de Rememori.com quiere hacer llegar a su familia y allegados su sincero mensaje de condolencia, y ofrecerle todos los servicios que ofrece nuestra web, para recordar y homenajear a sus queridos fallecidos.
Pero no por tontería, sino todo lo contrario: más lista que los que te torpedeaban. No podías evitar las insidias de otros y otras más poderosos/as que tú. Y les devolviste bien por mal. Por eso tu nombre será grande después de la muerte, a la que no escaparán todos estos sembradores de cizaña. Humillarán la cabeza delante de ti, pidiéndote perdón, en presencia de todos, tragándose entre llantos su maldad. Ríe mejor quien ríe el último. Tu ejemplo sigue brillando. Es que no se apaga ese brillo. Claro! Las buenas obras NO SE MARCHITARÁN JAMÁS. Ni siquiera después de la desaparición del universo en el que vivimos, sea en un año, sea en mil trillones de años, como tenga dispuesto la Providencia. Más honesta tú que las autoridades civiles y religiosas manchadas de pederastia y corrupción. Y, sin embargo, menospreciada. Claro! Si menospreciaron y asesinaron al Santo, a los buenos pues también les puede esperar lo mismo. Pero fugaz. Luego viene la gloria eterna para vosotros, el crujir eterno de dientes para los demás.
Porque, como nacieron de la bondad, resisten la comparación con la conducta de todas estas autoridades corruptas y corruptoras que nos saquean con las leyes que ellos mismos promulgan.
Brillará tu pureza generación tras generación, más que la ignominia de estas autoridades corruptas, carne del infierno.
. Como yo no soy el Señor, que Él haga justicia. Eras demasiado buena para el entorno con el que tocó vivir. Como una limpia oveja entre lobos despiadados.
Un abrazo y te querré eternamente.
Hola, Madre, ya han pasado 6 meses desde que nos dejaste. Te sigo recordando en todas tus obras de una vida muy provechosa y entiendo que grata al Señor. Para allá iremos todos algún día, espero que habiendo antes llorado y purgado por nuestras faltas, y poder estar contigo. Hoy, por hoy, desde luego, yo no puedo. Un abrazo y perdóname.
Como fuiste virtuosa, y diste lo mejor que puede dar una mujer - la vida y la crianza a los hijos y el sostén espiritual a tu marido, tan duramente golpeado por la vida, especialmente por las negligencias de los médicos, y ayudaste siempre a tu familia de soltera y a tu familia política, que lo dio como obvio y que no te correspondió visitándote ni una sola vez en tu agonía de 3 meses, y ni siquiera la mitad fueron a tu funeral - por eso tu memoria brilla, y sigue brillando, y tus méritos no se borrarán jamás, mientras que para esos ingratos quedará la ignominia de su caradura, que tampoco se borrará. LA HONRA NO SE COMPRA CON DINERO. Ahí les duele. Y les dolerá. Y servirá de ejemplo para saber qué les pasa a los ingratos que olvidan los beneficios.
Siempre con la verdad por delante, siempre con rectitud en tu conducta, sin tramar mal alguno contra tu prójimo. Sin aprovecharse de la ignorancia, debilidad, vulnerabilidad de nadie para llevarle por mal camino, hacerle daño y/o aprovecharte de él. Superaste también esa tentación. Junto con tu pureza, hacen que hayas satisfecho la bienaventuranza de los limpios de corazón. Ojalá pudiera yo también presumir de eso. Pero no puedo. Gracias por tu ejemplo.
Precisamente por haber derrochado bondad toda tu vida, encima mal pagada, es por lo que mis remordimientos crecen más cada día, y tu memoria no se borrará. Porque los años que nos dan de vida en este mundo los empleaste haciendo el bien. Y jamás traicionaste a los que a ti sí te traicionamos - aunque fuese por enajenación mental - . Creo que no te supimos defender, incluso (o especialmente) de nosotros mismos. Por eso no puedo evitar que se me sigan saltando las lágrimas casi medio año depués de que nos dejaras. No supe prevenir las astutas asechanzas del diablo y no perseveré hasta el final portándome bien siempre. Me están bien empleados estos espantosos remordimientos.
¿Puede alguna mujer hacer algo más grande por un ser humano que tomar nupcias en santo matrimonio cristiano, asumir con alegría los dolores de gestación de ese ser humano, y su crianza en perfecto seguimiento de las exigencias cristianas y encima con los embates que da la vida? Justísima es, pues, la muerte y condenación eterna como castigo para el ser humano que olvide jamás estos méritos de su madre. El Señor te haya borrado cualquier posible falta y te tenga ya gozando de su gloria y felicidad plena. Y, desde ahí, si quieres, intercede por nosotros para que nos purifiquemos de tanta maldad y podamos negarnos a nosotros mismos y reunirnos contigo. Mientras tanto, danos fuerzas para cumplir la penitencia y no volver a hacer ningún tipo de mal. Gracias.
Menos mal que el Señor permite hacer penitencia, porque, si no, ya estaba yo condenado para toda la eternidad, desmereciendo - peor incluso que el hijo pródigo - de una señora tan santa.
Siempre con alegría, siempre animándonos, siempre luchando contra los diablos del abandono, la tristeza, la pérdida de confianza, la desesperación - que sólo incita a pecar más, por falta de confianza en el perdón del Señor -, el ánimo pese a los que - encubiertamente o no - nos saqueaban, presumiendo de buenos católicos, dentro y fuera de la familia, .... qué buen motor espiritual de la familia eras, madre. Qué cosa más bonita.
El que no está con el Señor está contra el Señor. Por eso el que abrió de par en par las puertas al vicio y la corrupción no tendrá buen fin. Tú, en cambio, madre, tras tu martirio, triunfarás definitivamente.
leí todas las palabras que sus familiares dedicaron y fue muy agradable saber los buenos momentos y enseñanzas que les dejo...no dudo que se encuentre en la memoria del creador a la espera de su recompensa por lealtad...les envio mis sinceras condolencias... y cariño cristiano. ([email protected])
Miseria la de los que pretendieron sembrar la discordia en tu matrimonio. Miseria de resentimiento y envidia. Miseria de rapiña e insidias contra una pobre casi viuda, indefensa. .... En cambio, bendita la casa y la descendencia de los que te sostuvieron en tus tribulaciones. ... Cada alma que se examine a sí misma.
Por haber padecido su marido a los pocos años de casarse un gravísimo accidente de coche, con 11 meses de hospitalización, tres niños pequeños a quienes cuidar y, al mismo tiempo, que se le muriera su propia madre, Te suplico que la acojas, Señor. ....... Por haber guardado la castidad y demás virtudes cristianas durante toda su vida, Te suplico que la acojas, Señor. ....... Por haber ayudado sin reservas y sostenido el ánimo de su familia en los momentos difíciles, Te suplico que la acojas, Señor. ....... Por no haber escatimado esfuerzos, dentro sus posibilidades, para hacer el bien a toda persona fuera de la familia con la que se cruzó en su doloroso peregrinar por este mundo, y Tú, que, en tu Santa Visitación, justamente valoraste el óbolo de la viuda en el Templo de Jerusalén, haciéndonos ver que bien conoces las entrañas del corazón de todas las personas, y no necesitas que Te digamos ni lo que hacemos ni con qué intención lo hacemos, límpiala y acepta la expiación, Te suplico, de cualquier mancha en la que hubiera podido incurrir, y acógela, Te ruego, para siempre a Tu Diestra con los justos, Señor. ....... Por haberse dedicado plenamente a toda su familia hasta el último hálito de sus fuerzas físicas, incluso en su lecho de muerte larga, solitaria y agónica, Te suplico que la acojas, Señor.
Dichosos los que no te tendieron trampas ni se aprovecharon de su ascendencia sobre ti para intentar llevarte por mal camino, especialmente en las duras tribulaciones con las que el Cielo te quiso probar y acrisolar tu virtud de mujer auténticamente cristiana.
Castidad y devoción a la familia intachables, irreprochables. Virtud en medio del fango anticristiano que nos invade. Escozor (involuntario) con tu propio ejemplo para los enemigos de la religión.
Estoy convencido de que tus padres, a los que ahora espero que estés viendo, todos juntos en la gloria del Señor, te querían a ti exactamente igual que a tus cinco hermanos.
Es que demostraste hasta la muerte, dolorosa y agónica, tu lealtad a tu familia, sin trampa ni cartón. Generosidad suprema, aguantando injusticias y opresiones, abandonos, todo muy prolongado, pero no tropezó tu bondad ni tu fidelidad. Es que me río - por no llorar - de los que se quejan de tonterías, los que tenemos tanto que aprender de ti.
Pensar que, por tus méritos, otros nos podemos salvar ... Es mucha generosidad la tuya. Cuánto me alegro de que nadie podamos escapar a la muerte. En caso contrario, sería una tomadura de pelo para los honestos, y los aprovechados se saldrían con la suya, sin tener que rendir cuentas de su impenitencia en el mal y en devorar las casas de las viudas y sus huérfanos. "Estuve necesitado, y me socorriste, por eso te digo: ¡Entra en la gloria del banquete eterno de tu Señor!"
... Tres meses que nos dejaste, tres meses que brilla tu luz sobre nosotros, y lo hará eternamente.
Bendita tu pureza. Hola de nuevo, madre. Mira, hoy tengo que comentarte una noticia que es triste para la Iglesia Católica, pero que en tu caso concreto no hace sino realzar más tu pureza. Siempre fuiste casta y pura, buena madre de familia, que son las virtudes más apreciables en una mujer casada como manda el Cielo. Pues fíjate ahora que se está empezando a descubrir una red de depravaciones sexuales cometidas en el mismísimo seno de la Iglesia, en concreto en Granada. Se está investigando si los más altos prelados de la Iglesia lo denunciaron en seguida o bien lo consintieron, encubriéndolo. En cualquier caso, han hecho mucho daño a jóvenes adolescentes. El Papa Francisco no quiere encubrir estas cosas, porque, como buen Pastor Supremo, no puede consentir que los niños, adolescentes y creyentes en general puedan perder la confianza en la Iglesia. Y no sabes lo que se lo agradezco, porque no se debe perder la confianza en la Iglesia. ¿Que yo quiero hacer sangre de los culpables? Bien sabes que no, madre. Pero sí que se pare toda esta depravación, y que la gente vuelva a confiar en la Iglesia. Recuerdo perfectamente cómo nadie se atrevió a tirar la primera piedra a la mujer adúltera. Pues yo tampoco, naturalmente. Pero que sepas que me alegro muchísimo de que tú hayas sido un ejemplo de pureza, incluso para los propios ministros de la Iglesia. Eso realza más tu virtud y tu sacrificio, que tan reacia es la gente a reconocer. Ya lo harán. Y, como parte de la honra de la madre va a parar como gracia inmerecida a los hijos, pues desde aquí te vuelvo a dar las gracias por tu maravilloso ejemplo de callada y sufrida abnegación, sacrificio y virtud. Un abrazo.
Es virtud auténtica la tuya. Por eso pasa el tiempo, y sigue brillando. No era luz de un día. No. Fue constancia en hacer el bien, y en permanecer en la virtud. El tiempo va disipando lo que no fue virtud, como el viento que se lleva la hojarasca y deja ver el tronco auténtico de virtud que soportó toda su vida de abnegación, sufrimiento y lucha, repartiendo alegría a los demás aun cuando recibieras mal pago de tu generosidad y buenas obras. Una mujer cristiana, auténticamente cristiana. Ante ti me inclino en respeto y veneración, por no llegarte ni a la suela del zapato en categoría humana. Un abrazo.
Hola, Mamá repaso a menudo tu entrega sin reservas desde que nací. Un auténtico derroche de generosidad y ejemplo de crianza cristiana de los hijos, que, como dijo San Pablo, garantiza a las madres la salvación de su alma. Gracias. No puedo encontrar forma de pagarte lo que hiciste por mí, mis hermanas, mi padre, y la familia de mi padre, como hizo la buena de Ruth, ejemplo de piedad filial a la familia de su esposo.
Hola de nuevo, Mamá. es increíble con qué dedicación te dedicaste a la crianza de tus hijos y a ser una excelente ayuda a tu marido, todo ello adornado de amabilidad, pureza, discreción y longanimidad en las durísimas pruebas con las que entiendo el Señor quiso que reluciese más tu virtud. Lo digo aquí para que sea público lo que solía ser una gran virtud discreta y sin alardes. Gracias. Empezaría por los dolores de parto y llegaría hasta los consejos en edad adulta cuando empezaba yo mi caminar. En todo ese tiempo, una tras otra muestras incesantes de generosidad, ayuda, buen consejo, sacrificio, dolor por mis faltas, ... porque, necio de mí, no sabía que tenía a a una auténtica santa cristiana por madre. Un abrazo y te pido perdón una vez más por todas mis faltas. Reza por nosotros, para que seamos valientes y humildes al pedir perdón por nuestras faltas, en sincero y definitivo arrepentimiento, como muy bien dice la Iglesia: tener firme propósito de exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial. Porque el que desprecia o subestima un pecado venial, está poniendo puente de plata al mortal, y, por tanto, a su condenación eterna. Adiós, Madre, te quiero con toda mi alma.
TU EJEMPLO NOS RECUERDA QUE ESTAMOS DE PASO EN ESTE MUNDO Qué integridad la tuya al afrontar la muerte sin ayuda de casi nadie, y sin quejarte, tras una vida de sacrificio y animar a todo el mundo que estaba a tu lado. ¿Para qué tener apego a las cosas materiales y a los honores de este mundo, si los dejamos todos aquí al morir? Los niños saben esto, y por eso sus almas son puras hasta que desgraciadamente viene los posesos para arrebatarlos del buen camino, ya desde plena adolescencia. Viene el maligno y a cada uno le tienta donde más le duele: en la cobardía, en la lujuria, en la envidia, en el resentimiento, en la rapiña, en el mal genio, en la astucia, en el tramar maldades, etc, pero tú: ¿te manchaste con algo de eso? No. Demostraste siempre castidad, valentía, generosidad, contentarse con lo que te da la vida, buen humor, respeto a las propiedades ajenas, dar buen consejo en lugar de tramar maldades. Integridad moral y calor y amor a los demás. Gracias doy al cielo por tener una madre tan santa. Un abrazo. No me abandones en los años que me quedan en este mundo, y que yo recuerde, cuando me llegue la hora de la muerte, la bravura y desprendimiento con que la afrontaste, y reza mucho para que Dios me limpie de todos mis pecados en la hora de la muerte, y poder estar ya siempre eternamente contigo, sin insidias ni maldades de los que sucumben a las seducciones del Diablo. Adiós, Mamá, ya me queda menos para intentar estar contigo. E intercede por mí ante tus padres, aquella abuela Carmen que recuerdo me protegía como si fuera su propio hijo. Y al abuelo, que no le conocí, pero que en las fotos irradiaba su semblante la bondad y cristianismo, como el tuyo. TU HIJO
Mamá, sé que estás ahí, pero no te puedo ver. Te oigo, recuerdo tus reprensiones, y también cómo, cuando de verdad estaba arrepentido, lo detectabas y me animabas. Pero ya no oigo tus palabras de ánimo. Sólo recuerdo cómo, en un momento que bajé a fumar en el hospital, cuando las enfermeras me garantizaron que no te dejaban sola, pero sí te habían dejado sola. Fue cosa de cinco minutos, pero, al subir las escaleras, estabas gritando mi nombre, angustiada - era la falta de sodio en el riego cerebral, que te producía alucinaciones, pero en aquellos días nadie me quiso decir nada, ni me dijeron que dejando la luz encendida se mitigarían esas alucinaciones. Negligencia por desinterés? Intencionado? No lo sé, madre, pero no puede quedar impune. No es venganza, es ansia de justicia. Perdóname, Mamá, pero tú sabes que yo me volcaba en tu enfermedad, aunque haya sido malo muchos años de mi vida, y necesitaba bajar a fumar. Con los dinerales que pagó Papá durante décadas de seguro médico, para que estuvieras bien atendida, y, al parecer, las políticas de restricciones por oscuro origen - muchos dicen que la corrupción y malversación de fondos desgraciadamente también ha llegado a la Sanidad, lo que lo hace más aberrante - dejaron de contraprestar los cuidados médicos plenos a los que tenías derecho. De ser así, clama al cielo, porque es algo hecho a sangre fría, no como algún desliz que puede tener uno y se arrepiente en seguida. Perdóname, madre, pues no es excusa - tuve que haber estado al quite, teniendo también en cuenta esa presunta corrupción sanitaria por recortes indebidos. Absuélveme, madre, así como el Señor - a Él nadie le puede engañar - a los que nos arrepentimos con sincera voluntad de no recaer también se apiada y nos absuelve. Aunque se haga justicia, eso no me va a devolver a mi madre. Adiós, Mamá. tu hijo
En el Cielo hay dos señores, Carlos Armenteros Ruiz y Carmen Castro Vizcaíno, que saben que Victoria Armenteros Castro dio su vida por su marido y sus tres hijos, (uno de ellos, el varón, cobarde y rebelde a la Voluntad del Señor), y que también tuvo tiempo de cuidar de su hermana gravemente enferma en su también larga agonía, y ayudó también a sostener el ánimo de su cuñado durante su tormento de separación matrimonial, dando estabilidad a los tres hijos, entonces pequeños, de los cuales, ahora ya padres de familia, la gratitud por esto varía mucho de unos a otros. Un cordero en medio de lobos, ésa fue la vida de Victoria Armenteros Castro, coronada con la soledad de su agonía. Nadie se acercó a devolverle favores. Enfriamiento de gratitud y de caridad cristiana. Te quiero madre, y ya sabes que no te llego a la suela del zapato. Te repito que yo no me veo capaz de soportar una agonía como la tuya, sufriendo alucinaciones en las oscuras salas del hospital, por muy probable presunta negligencia / intencionalidad médica, con la consiguiente insuficiencia cardiorrespiratoria, en medio de la inhumanidad "profesional" de mucho personal sanitario, coaccionado por satánicas políticas retributivas. Muy pocos se acercaron a visitarte en vida. En cambio, en cuanto olieron algo de herencia, están prontos para cumplir y acelerar los trámites. Muy triste, verdad, Mamá? Sin embargo, para mí tu herencia son tus virtudes, tus buenos consejos, tu paciencia y amor al prójimo, tu generosidad. Tu ejemplo de abnegación cristiana. Estoy seguro de que Carlos Armenteros Ruiz y Carmen Castro Vizcaíno te acogerán con el cariño que nosotros, en nuestro egoísmo, avaricia, caradura, rapiña y aprovecharse del débil, astucia satánica, hedonismo, falta de humanidad, cobardía, abuso de autoridad, no supimos darte. El Diablo se ha salido con la suya, pues ha conseguido que una gran parte de la gente rechace al Señor, y le aparte de su vida como norma de conducta. Sus Mandamientos molestan, son un estorbo para pegarse la buena vida. Mira que les avisamos, y avisamos. Pues nada, corazón endurecido. Por esto están ya casi maduros para el día de la cólera, sin remisión. Casi. Yo quisiera que tuvieran tiempo y ánimo para satisfacer por su pecado de omisión. Como lo deseo para mí. Es su libertad, y, por tanto, su responsabilidad. Así ha de ser: cada cual responsable de su conducta, sin poder echarle la culpa a nadie más que a sí mismo. Un abrazo, madre, y perdónanos si puedes. Si no nos perdonas, lo entenderé y te daré la razón.
Hola, Mamá. No me importa ser repetitivo: cada día me admiro más la bravura con la que afrontaste tu agonía - hasta la médico de urgencias, con experiencia, me reconoció que eras muy sufrida. Aquellas noches en que te quitaban el sedante, agravando intencionadamente la insuficiencia respiratoria, y no te quejabas (y yo me pregunto si habrá sido un delito médico, todo se investigará, madre, que nadie ha de quedar impune). Pues seguías sin quejarte nada más que cuando ya no podías más. Cómo lloro cuando recuerdo todo eso, estando solo sin poder recurrir a nadie, porque los demás también estaban impedidos. Pero eso no limpia mis faltas del pasado, cuando pude haberme portado mucho mejor, y no lo hice. Tampoco yo debo quedar impune por eso. Tú, en cambio, iluminas con tu virtud a los que andamos en tinieblas y angustias, por nuestra rebeldía contra el Señor. Qué fácil es decir al Señor que le queremos, y qué difícil de verdad quererle, que no es otra cosa más que cumplir sus Santos Mandamientos. Ya sabemos la que nos espera a los que rezamos y pedimos mucho, pero luego no cumplimos. Nos espera lo mismo que a los malvados. O peor. Así que, madre, te saludo en esta noche, y te pido perdón una vez más, aunque ya no sirva de mucho. Un abrazo , madre, ejemplo de integridad, abnegación y sacrificio.
Valientes y mártires como tú, Mamá, pocas. Van creciendo tus méritos y tu figura, mientras menguan las conductas de los de corazón de piedra cuando se comparan con la tuya. En la hora de la muerte, ya no dependemos de nosotros mismos, sino de los demás. Pero a estos demás, incluido yo, también les llegará su hora. ¿Acaso no está escrito: "La medida que con otros usareis, ésa se usará con vosotros"? Tan simple mensaje, pero las insidias del mundo ahogan que fructifique en nuestra conducta - la mía incluida -. Pero tú resististe a la tentación, madre, y sí dio buen fruto en tu alma. Como la Buena Semilla en la buena tierra. Te quiero, madre.
Hola, Mamá - hace un mes me quedé huérfano de la mujer más sacrificada, cristiana, abnegada y mártir que he conocido. Lo que me queda vivo son tus enseñanzas, que si las pongo por obra, me consolarán del dolor tan tremendo que tengo. Te quiero, y me arrepiento de no haber obedecido siempre al Señor.
Semper fidelis (siempre leal). No abandonaste ni a la lealtad ni a la bondad. Ni en tu lecho de muerte, en medio de los dolores tan duros y prolongados. Crisol superado. Hallada digna. Eso es eterno. Tuviste Lealtad a tu marido, hijos, hermanos, sobrinos, hasta la muerte. Sin quejarse. Grandioso. Inalcanzable para mí. A la más alta honra y honor. Eso no lo pueden comprar los poderosos con dinero, porque le duele en sus propias carnes. Te quiero, madre.
Hola, Mamá, ya hay más personas que nos están mandando condolencias, y se lo agradezco mucho (hoy a Ángela), aunque no los identifico ahora mismo, porque tu familia es muy grande y probablemente vivamos en diferentes ciudades. No les puedo dar las gracias directamente, pues, como ya sabes desde donde estás, no tengo correo electrónico de casi nadie de tu gran familia, y les está llegando la noticia "a la antigua", - dado que la esquela en el periódico se publicó con poco tiempo, (y con la profusión de periódicos que hay, y los precios que tienen, no se puede publicar en todos ellos). A todos ellos les agradezco sus sinceras condolencias, incluso a los que no las publican, pero en la profundidad de su corazón lo han sentido y se duelen. Compareciste ante el Señor de una manera muy dolorosa, muy sola, y con unos sufrimientos muy dolorosos. Pero bueno, todavía quedan almas solidarias, que aman al prójimo, y no se desentienden. Me calman el dolor, y reitero mi enorme agradecimiento. Un beso, Mamá, y que te hagan justicia, por ser una santa de las de verdad, de las que no van tocando la trompeta delante de sí para que todo el mundo vea sus buenas acciones, sino que hiciste mucho bien, sin esperar nada a cambio, y sin que se enterara tu mano izquierda de lo que hacía tu mano derecha. ¡Qué bonito ejemplo cristiano! Tu hijo, que te adora y se arrepiente.
Gracias a los que nos dais fuerzas y a los que nos consoláis desde las Islas Canarias, Tenerife. No sé quiénes sois, pero muchas gracias y un abrazo.
Hola Mamá, dos semanas han pasado aquí, en este mundo, desde que nos dejaste, y cada vez me admiro más de la grandiosidad de tu ejemplo de integridad en tus sufrimientos y cuitas en la vida. Se me hacen cada vez más grandes, y brillan cada vez más. ¡Qué suerte tuve yo con una madre tan virtuosa, y qué mala suerte tuviste tú con este hijo necio, pusilánime y cobarde, que no supo apreciar y valorar tus virtudes cuando estabas con nosotros! Duro corazón el mío, envidioso e ingrato. Hasta en eso te pareces al Señor, que recibió indiferencia, ingratitud y menosprecio a cambio de sus generosos actos de amor con el necesitado. Es la terrible sospecha: que hayas tenido que morir para que se te reconozcan tus méritos. De nada sirve pedirte perdón, porque amar de verdad implica no tener que pedir nunca perdón.
Siempre estarás en mi corazón y te tendré presente en todas mis acciones. Con muchísimo cariño, la benjamina.
Mamá, te sigo queriendo, y si no fuera por la fe, no podría pensar en cómo llenar el vacío que me has dejado. No puedo evitar recordar con amargura todos los disgustos que te di y las veces que me porté mal. Adiós Mamá. Sólo me queda luchar lo que me quede de vida por portarme como tú querías, y que el Señor me ayude a ello y me perdone.
Hola, Mamá, amaneció un nuevo día aquí, en nuestro perecedero Valle de Lágrimas, y lo que más me consuela es que, donde estás ahora, ya nadie te puede hacer más daño. Estás con el Amigo Fiel, con el que nunca traiciona, ni engaña, ni pone astutas trampas para saquearte, ni maquina maldades, ni pretende dar gato por liebre a nadie, ni te quita cosas que legítimamente te pertenecen, ni, por endurecimiento de corazón ni enfriamiento de la caridad ni inadmisibles excusas, te deja tirada en tus tribulaciones, ni te dice bonitas palabras para luego desentenderse, ni jamás tiene motivos ni pone pretextos para decir "lo siento, no pude ayudarte" (no quise pagar el precio de ayudarte, deberían, más bien, admitir), ... ni tiene motivos para pedir perdón, ... porque el Amigo Fiel jamás de los jamases tendrá que pedir perdón a nadie, porque NI HIZO MAL ALGUNO, NI DEJÓ DE HACER TODO EL BIEN QUE PUDO HACER ni puso excusa alguna para no hacerlo (para darnos, así, ejemplo). Y, encima, le pagaron traicionándole y abandonándole en la Cruz de su Calvario. Sólo la Virgen, San Juan y algunos elegidos estuvieron a su lado en su agonía. Por eso te considero, Mamá, tan buena imitadora del Amigo Fiel: aceptaste y abrazaste las tremendas cuitas de toda tu vida con paciencia, longanimidad y meritoria alegría, y también, en el extremo, aguantaste tu agonía final con envidiable integridad, lealtad y valentía, a pesar del abandono de muchos. Ahora, como premio por tanto sufrimiento, ya nadie ni te puede hacer sufrir más, ni abandonarte, ni quitarte tu corona de gloria eterna. NO PODRÁN. Ahora tú reinarás sobre los mortales y sonreirás, sin que nadie te pueda quitar tu alegría, y los que no se portaron bien se compungirán y gemirán amargamente, callando y bajando la cabeza como reconocimiento ante tu ejemplo ... Ahora ya estás de verdad protegida para siempre, en buenas manos, en las Buenas, Santas y Venerables Manos. Amén.
Adiós, Madre, doy gracias al cielo porque te considero Bienaventurada según las 8 Bienaventuranzas: pobre en el espíritu, mansa, lloraste lágrimas de bondad, padeciste hambre y sed de justicia, fuiste siempre compasiva con el que se arrepentía sinceramente y le perdonabas, sin reservas, sino de todo corazón, absolviéndole de sus culpas, limpia de corazón, pacífica y que sembrabas la paz y apagabas las rencillas y contiendas con tu cordialidad, comprensión y disculpas, y sufriste persecución precisamente por ser tan buena, abnegada y callada, que los demás pensaban que era porque no caías en la cuenta de las faltas de ellos, pero tú y yo sabemos que te dabas cuenta de todo, y callabas, esperando que la bondad triunfara en todos sobre la maldad en la que a veces nos dejamos sucumbir. Adiós, Madre, dichosa tú que te portaste toda tu vida como una buena cristiana.
Te quiero siempre, Mamá.
Todo mi cariño para mi querida Vilito y un abrazo muy fuerte para sus hijos y su marido
Adiós, querida madre. Siempre te querré con toda mi alma y mi dolor por los sufrimientos que te produje en este mundo.
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