Salvador Dalí falleció tal día como hoy hace 23 años. Salvador Dalí es uno de los artistas más significativos y populares del siglo XX. Su figura trasciende el mundo del arte y forma parte ya del imaginario creativo contemporáneo ¿Quién no conoce los relojes blandos de “La perseverancia de la memoria”, sus autorretratos flácidos como “El gran masturbador”, la inquietante presencia de sus dos “Cesta de pan” o la misteriosa belleza de su hermana dándonos la espalda en “Figura asomada a una ventana”?
Dalí fue el primer gran artista mediático, mitad genio, mitad exhibicionista impúdico. Su maestría trasciende la pintura para invadir, entre otros, el mundo del cine, el teatro, la publicidad y la literatura.
El 11 de mayo de 1904, nueve mesees y diez días después de la muerte de su hermano, llegó al mundo Salvador Dalí. Creció sobreprotegido, caprichoso y consentido por unos padres temerosos de perder otro hijo.
Nunca sabremos quién fue en realidad Salvador Dalí, si había diferencias entre el ser humano y la máscara.
Dalí fue maestro en muchas artes, una de las cuales era la ceremonia de la confusión. Hizo suya la sentencia de Heráclito para definir la ironía, según la cual “a la naturaleza le gusta esconderse”. y él se escondió para no dejar flancos al descubierto.
Si hacemos caso de su “Vida secreta”. Dalí, aparte de cocinero y Napoleón, siempre quiso ser Dalí. Una irresistible fuerza le obligaba a acaparar la atención: si había que gelalar dinero, tirarse por el hueco de la escaler adel colegio o llorar y patalear ante el padre hasta asfixiarse, el rsultado compensaba con creces cualquier riesgo.
Dalí jamás se creyó en deuda con nadie. Sólo expresaba reconocimiento hacia quienes pudieran serle útiles. Era adulador y se rendía sin pudor al poder del dinero. Una de sus sentencias favoritas era “que hablen de mí, aunque sea bien”. Pero Dalí era avaro, insolidario y mezquino, y ello porque tenía verdadero pavor a la enfermedad y la miseria, un miedo que tenía sus raídes en la maldición paterna pronunciada tras la expulsión del hogar: “¡Morirás solo, lleno de piojos, sin dinero ni nadie que te traiga un triste plato de sopa!”.
Fuente: “El universo de Dalí, 30 recorridos por la vida y obra de Salvador Dalí”