La pobreza extrema obliga a miles de familias filipinas a establecer sus hogares encima de las tumbas del cementerio de Navotas, una zona de Manila hundida en la miseria. El barrio de chabolas (casas de cartón y zinc), situado cerca del puerto de Navotas, acoge a unas 600 familias que cocinan, comen y se lavan en medio de sepulcros, carentes de todo sistema sanitario y agua corriente.
Varios cientos de personas residen en ese lugar por falta de recursos para encontrar un hueco en el inmenso laberinto de chabolas que rodea la capital. La zona habitada del camposanto es la más cercana al mar de la bahía de Manila, con un agua de las más contaminadas del mundo pero que, sin embargo, proporciona un sustento para quienes recogen moluscos o pescan alguna especie marina.
No hay estadísticas oficiales sobre la población que reside en los cementerios de la capital filipina. Malaria, dengue, tuberculosis y neumonía son las principales causas de mortalidad entre los habitantes de los cementerios y las barriadas de la capital filipina.