Después de la polémica desatada por la campaña publicitaria de un funeraria que aprovechaba la Navidad para una felicitación, en la que sus empleados, haciendo uso de un humor muy negro, envían sus mejores deseos a sus clientes, vida y muerte vuelven a encontrarse en la campaña publicitaria de una compañía polaca de ataúdes que vende sus productos con imágenes de atractivas modelos posando sobre los féretros.
Sobre los féretros, las mujeres protagonizan un calendario 2013 de la empresa propiedad de Zbigniew Lindner, para quien un ataúd no es un símbolo religioso, sino un producto cualquiera, uno que bien puede publicitarse como se hace con los trajes, los cosméticos o la joyería.
La Iglesia Católica, sin embargo, con una fuerte presencia entre la población polaca, condenó la campaña, para quienes la muerte debe ser tratada con solemnidad y no mezclarse de ninguna manera con el sexo.
La osada propuesta de la compañía hace ver que quizá Polonia esté atravesando por un momento de confrontación con los viejos tabúes que todavía persisten sobre sexualidad y religión.