El pasado 13 de enero, mientras se llevaban adelante trabajos para la pavimentación de una calle en el municipio de Navolato (en Sinaloa, México) se hallaron tres urnas funerarias que se sospecha tienen más de 1000 años de antigüedad.
El hallazgo indica, según los especialistas dependientes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que la cultura Aztatlán tuvo presencia en la región, hecho que se ignoraba hasta el momento. Además de las urnas, los especialistas pudieron hallar diferentes objetos, como un animal con aspecto de perro, que se estiman representan ofrendas. Las urnas funerarias tienen la forma de vasijas con 60 centímetros de diámetro y 70 centímetros de alto.
Un poco de historia
El grupo de arqueólogos, bajo la responsabilidad de José Alberto Durán Iniestra, estima que las piezas halladas pertenecen a la cultura prehispánica de aztatlán debido a las características del entierro y la cerámica utilizada, y datarían del periodo Culiacán (entre los años 900 – 1200 d.C.).
La cultura aztatlán ocupó una extensa región en el Occidente de México, abarcando lo que hoy son los estados de Nayarit, Colima, Sinaloa y Jalisco. Este pueblo se caracterizó por la delicada elaboración de piezas de fina cerámica, usualmente con bordes rojos o naranjas, y diseños de bandas negras. Desarrollaban actividades como la pesca y la agricultura. Concedían un gran respeto a sus muertos por medio de ofrendas y urnas funerarias, y por las características físicas de las urnas, los cuerpos allí depositados pertenecían a un rango social elevado.
Faltan más investigaciones
De las tres vasijas halladas, sólo en el interior de una de ellas había restos óseos. Sí había más restos en el hallazgo, pero estaban dispersos alrededor de las vasijas. Lo curioso es que, si bien los huesos humanos se hallaban fracturados, los mismos poseen una consistencia extremadamente dura y el color que presentan es muy blanco, lo que ha llevado a suponer que esos huesos fueron hervidos como parte de algún ritual ignorado hasta el momento.
Otro detalle curioso lo representan las figuras de cánidos encontradas en el lugar, estos animales eran los guías que acompañaban a los muertos en su recorrido hasta el Mictlán, o inframundo azteca, hecho que algunos asocian con Anubis, el dios chacal de los egipcios.