El sábado 19 de junio es el primer aniversario del fallecimiento de Vicente Ferrer. En Anantapur, bajo el
aroma de flores, incienso y alcanfor, más de 8.000 personas le han recordado, en una emotiva ceremonia, presidida por su viuda, Anna Ferrer, y a la que asitieron familiares, representantes de las autoridades locales y directivos de la Fundación Vicente Ferrer, así como muchos de los beneficiarios de las comunidades y pueblos, incluidos varios centenares de niños, con los que trabaja la Fundación desde hace más de 40 años. Un año después de su muerte su figura permanece más viva que nunca en el recuerdo, y su labor en favor de los más desfavorecidos, continua desarrollándose, la denominada “revolución silenciosa”, que pretendía llevar la esperanza y la dignidad a los más pobres de la India. Esta previsto que muy ponto se inagure una estatua, en su honor, en una de las calles principales de Anantapur
Además, numerosos medios de comunicación emitirán programas especiales con el fin de avalar la candidatura de la Fundación Vicente Ferrer al Premio Nobel de la Paz. Por el momento, más de 128.000 personas han firmado en apoyo de esta pretensión, ya que el galardón, dotado con un millón de dólares, permitiría poner en marcha una casa de acogida para huérfanos de enfermos de sida.
Desde 1996, año en el que creó su propia fundación, el cooperante español gestionó la construcción de tres hospitales, un centro de control natal, 14 clínicas rurales, 1.696 escuelas y 30.000 viviendas, además de la plantación de unos 2,7 millones de árboles, cambiando la vida con su trabajo a más de dos millones y medio de personas.