Los mismos terrenos empleados para enterrar a los difuntos, tenían un uso simultáneo como basureros en la ciudad de Pompeya hace casi 2.000 años, antes de la erupción del volcán Vesubio que sepultó a la ciudad bajo enormes cantidades de ceniza y piedra pómez.
Esta es la conclusión a la que han llegado un grupo de investigadores, después de encontrar basura dentro y junto a estructuras de tumbas. Incluso en un conjunto de tumbas, esta basura permaneció casi igual a como estaba en el año 79 de nuestra era, debido a que la gruesa capa de cenizas que cubrió al conjunto también la conservó.
Anteriores estudios comtemplaron la posiblidad de que que las tumbas excavadas llenas de basura antigua debieron haber caído en desuso y deterioro casi dos décadas antes de la erupción catastrófica del Vesubio, y a que las tumbas fueron abandonadas y olvidadas después de un terremoto, ocurrido en el año 62 d.C.. ya que la ciudad debió haber estado en decadencia y sus habitantes centrados en cuestiones más pragmáticas.
Los estudios más recientes demuestra que los terrenos destinados a los difuntos no estaban en las afueras de la ciudad, o al menos en un lugar discreto, ni siquiera estaban vallados. Las tumbas estaban situadas a lo largo de calles céntricas.
De hecho, no era raro, como han comprobado los investigadores al examinar la ciudad, que la gente arrojase la basura en rincones de calles y callejones, e incluso en el suelo de sus propias viviendas, además de, por supuesto, en las afueras de la ciudad y en el perímetro de las murallas.
De hecho, las tumbas y cementerios eran considerados apropiados incluso para la ubicación en ellos de publicidad de la época, desde anuncios de espectáculos hasta alegatos políticos.
El sentido de la muerte
En general, cuando un romano se enfrentaba a la muerte, estaba más preocupado por el recuerdo que guardasen de él los vivos que de lo que le sucediera después de morir. Las personas querían ser recordadas, y la manera de lograrlo era una gran tumba en una zona muy céntrica y concurrida. En otras palabras, estas tumbas y cementerios no estaban destinados a ser lugares para la reflexión silenciosa. Las tumbas eran para ser vistas y constituir una parte importante de la vida cotidiana, no para estar apartadas, limpias o tranquilas.