Las Tumbas Ming están situadas a unos 50 kilómetros de Pekín, en la República Popular China. En ellas están enterrados trece emperadores de la dinastía Ming así como 23 emperatrices, cortesanos y concubinas de la corte.
Se trata en realidad de una necrópolis que ocupa una extensión de más de 40 km², se construyeron entre los años 1409 y 1609. En julio de 2003 fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
Durante el periodo de la dinastía Ming existía la creencia de que, una vez muerta, una persona seguía teniendo las mismas necesidades que cuando estaba viva. Por eso las tumbas están construidas como si se tratara de palacios, siguiendo las reglas de construcción marcadas por el Feng Shui. En las tumbas se han encontrado más de 3.000 objetos diversos, muchos de ellos de uso cotidiano como vestidos de seda o adornos fabricados en oro, plata o jade.
Aunque cada emperador diseñaba su propio mausoleo, todas las tumbas tienen unas características estructurales comunes. Constan de tres partes distintas: la primera comprende los edificios destinados a realizar los sacrificios; después la torre de las estelas funerarias; finalmente el sepulcro, realizado bajo tierra y que quedaba sellado después del funeral.