Más de 500 años después de su muerte en un campo de batalla, el Reino Unido conocerá este lunes el secreto sobre los restos mortales del rey Ricardo III.
El último monarca de la casa York falleció en 1485 durante la batalla de Bosworth ante el ejército de Enrique Tudor (que le sucedió en el trono de Inglaterra como Enrique VII). Fue enterrado en el convento de Greyfriars, pero al desaparecer el convento, el cadáver desapareció.
El año pasado, cuando se realizaban excavaciones en un parque público de Leicester, reapareció un esqueleto que fue considerado el de Ricardo III al mostrar heridas que podrían haber sido las que sufrió el monarca en la batalla.
El cráneo fue lo primero en aparecer durante las excavaciones realizadas el pasado verano en un aparcamiento junto a la iglesia de Grey Friars. La aparición del resto del esqueleto, con una cabeza de flecha alojada en la columna y la desviación causante de la chepa, sirvió para reforzar la tesis de que se trataba efectivamente del esqueleto del monarca.
Los arqueólogos han comparado el ADN con el de una descendiente en 17º grado de la hermana de Ricardo, Ana de York y también se ha hecho todo tipo de pruebas de datación a los huesos, y el resultado ha sido positivo.