Las tumbas de 40 soldados alemanes que murieron durante la Primera Guerra Mundial fueron profanadas en un cementerio militar en el norte de Francia. El acto de vandalismo ocurrió a unos 40 kilómetros al este de la ciudad de Reims, en el camposanto de Saint-Etienne-à-Arnes, situado en el sur de las Ardenas. En este acto de vandalismo cuarenta cruces fueron arrancadas de otras tantas tumbas y cinco desaparecieron, probablemente quemadas, ya que se prendió una fogata en el camino que circunda el cementerio.
En este cementerio, que se extiende sobre más de cuatro hectáreas, reposan los restos de más de 12.000 soldados alemanes que fallecieron durante la primera contienda (1914-1918). Tras conocerse la noticia, unas 150 personas participaron en el pueblo, de 220 habitantes, en una ofrenda floral en el monumento a los caídos alemanes y guardaron un minuto de silencio.
El suceso se produjo la víspera de que Hollande y Merkel se reunieran en Reims, para festejar la reconciliación franco-alemana, que más de 17 años después del final de la II Guerra Mundial se selló oficialmente con una visita del canciller Konrad Adenauer a Francia del 5 al 8 de julio de 1962.
Las autoridades, que no dan prioridad a ninguna pista, evitaron pronunciarse sobre si se trataba de un acto político o de una simple gamberrada. La profanación de cementerios, tanto civiles como religiosos ya sean católicos, judíos o musulmanes, es relativamente frecuente en Francia y no siempre tiene motivación ideológica.