El Premio Darwin es un galardón irónico que se concede generalmente de forma póstuma a quienes se eliminan de la especie humana de la manera más absurda o espectacular. Si un individuo no muere, pero queda incapaz para tener hijos tendría la posibilidad de recibir el “honorífico” premio mientras permanezca vivo.
Los Premios Darwin se conceden anualmente desde hace 14 años a las muertes más curiosas o absurdas. Toma su nombre del creador de la “Teoría de la evolución”, que se basa en el supuesto de que la humanidad evoluciona y mejora genéticamente cuando ciertas personas sufren accidentes, muertes o esterilizaciones por errores o descuidos absurdos. Estos premios sólo admiten historias reales.
Los ganadores de la edición de 2009 han sido concedidos un año más y los triunfadores han sido unos ladrones belgas que no calcularon la cantidad de dinamita que debían usar en su asalto a un banco. Prentendían volar las puertas de la entidad bancaria y terminaron volando todo el edificio.
Otros candidatos se han quedado en el camino: un joven ucraniano estudiante de química acostumbraba a dejar su chicle en botes de ácido cítrico mientras trabajaba y así potenciar su sabor, pero se equivocó y lo introdujo por error en una sustancia explosiva…
Un ladrón de 23 años perdió la vida al ocultar su rostro para cometer un atraco con una pintura dorada en spray especialmente tóxica. El joven no pudo soportarlo y falleció poco después de cometer el atraco.
El caso favorito de los internautas es el de un hombre que estaba sólo en un vagón de metro en Berlín y decidió romper uno de sus cristales. La brillante idea terminó en desastre cuando el joven lanzó su pie contra el vidrio para romperlo, con tan mala suerte que terminó siendo expulsado del vagón por efecto de la velocidad.
Un inglés que pretendía echar abajo un cobertizo y terminó sepultado, también un ruso, que murió tras participar en una maratón sexual de 12 horas en la que utilizó Viagra para mantenerse activo.
Artículos relacionados