Se encuentra situada al lado de la pirámide de Pepi I, en una superficie de más de 5000 m2, en la que fueron descubiertos multitud de fragmentos de la decoración del templo. La tarea era difícil puesto que se buscaban vestigios de monumentos de piedra caliza erigidos sobre un acantilado calcáreo y demolidos.
Fuero muchos los descubrimientos, revelando no sólo las pirámides buscadas de las esposas del rey sino también las de esposas de sus sucesores así como una tumba datada varias generaciones más tarde.
El recinto sagrado del complejo de Faraón tradicionalmente abarca las tumbas de las esposas y niños que de este modo gozan de la protección real. La necrópolis real consta de una cuadrícula de calles que delimitan concesiones, con una primera hilera directamente al Sur y al Oeste del monumento del rey Pepi I. Una segunda serie de concesiones se extiende más allá de la primera, hasta el recinto amurallado general. Orientadas hacia la pirámide de Pepi I, las puertas de entrada de los monumentos afirman un vínculo simbólico con el rey difunto.