Los ajuares de los enterramientos de La Bastida aportan numerosos datos acerca de la población. Aparecen sepulturas sin ajuar que indican que la categoría social de los enterrados era baja.
Las sepulturas que incluían joyas suponen enterramientos pertenecientes a las élites más ricas del asentamiento. Destaca una tumba en la que aparece un collar de cuentas de vértebras de pez, que parece indicar un intercambio entre La bastida y otros asentamientos costeros. Otras sepulturas tienen enterramientos múltiples, con ajuares compuestos únicamente por
vasijas cerámicas.
También se han encontrado tumbas con todo el equipamiento guerrero, dobladas o rotas adrede puesto que en aquella época las armas se consideraban una prolongación de un guerrero y nadie más que su dueño podía utilizarlas. No hay cadáveres. Parece una tumba íbera, pero faltan los muertos. Además, se han hallado dentro del recinto amurallado del asentamiento, lo que apunta a un ritual hasta ahora desconocido.