La osa salvaje más longeva de España, a la que se llamó “La Güela” falleció el pasado sábado, en el Parque de Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria, donde vivía desde enero de este año. Se calcula que tenía alrededor de 25 años, cuando la media de vida para un oso en libertad no suele superar los 17.
‘La Güela’ fue capturada el verano de 2011 en un estado de desnutrición casi total, vivió en Cabárceno dos meses, hasta que volvió a recuperar un estado saludable. Fue puesta en libertad en septiembre, pero era seguida cuatro veces al día gracias al collar GPS que se había instalado en su cuello y que enviaba información a los técnicos de la consejería de Fomento y Medio Ambiente cada seis horas sobre su posicionamiento. Entonces se tomó la decisión de no volverla a capturar y dejar que pasara el final de sus días entre la Montaña palentina y la cántabra, pero no fue posible debido a su comportamiento.
Como apenas veía y oía, se mostraba muy agresiva, además, sin apenas dentadura, necesitaba bajar a los valles, a las zonas pobladas, para buscar alimento, de ahí que se decidiera que el final de su vida iba a estar en Cabárceno, donde recibía todas las atenciones médicas y alimenticias que requería, y no en libertad.
Sin apenas ver ni oír y acostumbrada a vivir en libertad, ‘La Güela’ no aprendió a socializarse con otros ejemplares de su especie y vivía aislada en Cabárceno.
La muerte de la osa ‘Güela’ se produce justo cuando algunos colectivos -ARCA este mismo sábado- han denunciado el “estado lamentable” en que la plantígrada se encontraba en las instalaciones de Cabárceno y reclamaban un espacio adecuado para evitar su deterioro.