Que el perro es el mejor amigo del hombre, es una frase cierta. De hecho, son cientos los relatos que cuentan cómo canes han hecho de todo por sus amos.
El protagonista de esta tierna historia es Ciccio, un pastor alemán, que acudía todos los días a misa a la iglesia a la que iba con su dueña, esperándola a la puerta, para después regresar juntos a casa.
Tras la muerte de ésta, Ciccio se quedó pacientemente en la puerta de la iglesia, esperando el regreso de María. Tal ha sido su constancia que el párroco de San Donaci, en la provincia de Brindisi, le ha permitido entrar y participar en todas las ceremonias que allí se celebran.
Su bondad y fidelidad hicieron que Ciccio fuese adoptado por toda la comunidad de San Donaci. Durante las misas, el perro permanecía con todos los asistentes. Después le dejaron un espacio para que Ciccio pudiera pasar sus días sin María. Allí, los fieles y conocidos de su dueña le proporcionaron comida y agua.
La noticia ahora es que dos meses después de la muerte de su dueña, Ciccio también ha fallecido