Que los niños son los últimos responsables de la crisis es algo que está claro, pero son ellos los que están sufriendo sus consecuencias de forma tanto a más grave que otros colectivos sociales. Esto es lo que se desprende del último informe presentado por Unicef, “El impacto de la crisis en los niños”, que revela que ha aumentado el número de familias en situación de vulnerabilidad, y que destaca que 2.200.000 niños viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza. En dos años ha crecido en 205.000 el número de niños afectados por esta situación.
Los niños sufren la crisis especialmente en aquellos hogares que se han visto obligados a reducir sus gastos en productos de primera necesidad, como la alimentación, la atención médica o el material escolar. España tiene un porcentaje de menores de 18 años que viven en hogares con pobreza alta con la cifra más alta de los países de la Unión Eurpoea, solo superada por Rumanía y Bulgaria, y además la pobreza de los niños se está haciendo cada vez más persistente.
En los dos últimos años los niños encabezan el grupo de edad que es más pobre, superando al de los mayores de 65 años, que han descendido los niveles de riesgo de pobreza.
Por ello, la organización propone recuperar el rostro humano del impacto que la crisis económica está suponiendo en la infancia, cuando son los que menor capacidad tienen para enfrentarse a sus consecuencias.
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