Hasta hace poco se pensaba que los neandertales, que desaparecieron hace entre 30.000 y 24.000 años, eran predominantemente carnívoros. Sin embargo, las pruebas de que tenían una dieta más variada son cada vez más evidentes, a medida que se sofistican las técnicas de análisis.
La cueva de El Sidrón, en Asturias, contiene la mejor colección de neandertales de la Península Ibérica y es uno de los yacimientos arqueológicos más activos del mundo. Descubierto en 1994, contiene alrededor de 2.000 restos óseos de al menos 13 individuos datados entre 47.000 y 50.600 años.
Investigadores españoles, británicos y australianos identificaron el material atrapado en diez muestras de la placa dental calcificada de cinco neandertales de la cueva de El Sidrón y hallaron la primera prueba molecular de que un individuo de esta especie ingirió dos tipos de plantas medicinales.
En estas investigaciones realizadas en 2009 por el equipo de excavación de El Sidrón se había identificado el gen neandertal que les permitía percibir el gusto amargo. El estudio actual ha constatado que al menos uno de los individuos analizados había ingerido plantas de sabor amargo, concretamente aquilea y camomila.