A lo largo de los últimos 850 metros que preceden a la cima del Monte Everest han fallecido muchos alpinistas a lo largo de la historia. Es la llamada “zona de la muerte”, una región donde la aclimatación es prácticamente imposible y el oxígeno disponible se reduce tanto que cada minuto que pasa reduce las posibilidades de sobrevivir. Ahora un equipo internacional de investigadores, dirigido por médicos del Hospital General de Massachussets, ha investigado los motivos de cada una de las 212 muertes registradas en esta zona de alta montaña entre 1921 y 2006.
Los datos analizados revelan que la tasa de mortalidad en estos 86 años ha sido de un 1,3%, y que la mayoría de los montañeros fallecidos mostraban síntomas como la confusión, la pérdida de coordinación física e incluso pérdida de conocimiento. Todo ello apunta al edema cerebral, es decir, la ruptura de los vasos sanguíneos del cerebro debido al exceso de altura. Sorprendentemente apenas se han registrado fallecidos por avalanchas o desprendimientos del hielo, especialmente en las últimas décadas.
Por otra parte, los investigadores han comprobado que entre los sherpas que viven en las faldas del Everest y que normalmente acompañan a los alpinistas, el número de fallecidos es mucho menor.
Los últimos 850 metros que preceden a la cima del Monte Everest es llamada “la zona de la muerte”, una región donde la aclimatación es prácticamente imposible y el oxígeno disponible se reduce tanto que cada minuto que pasa reduce las posibilidades de sobrevivir.
Hasta el dia de hoy hay más de 200 cadáveres en el Monte Everest, 150 nunca se han encontrado, y unos 40 son visibles, permaneciendo en el mismo lugar donde fallecieron.