La siesta es sana. Sus beneficios van más allá de lo evidente; por ejemplo, la siesta puede favorecer la recuperación cardiovascular y también mejora la capacidad de aprendizaje.
Pero la siesta tiene su medida para resultar sana. La siesta que más beneficia a la salud es aquella que dura un máximo de 30 minutos y que se realiza en el sofá.
La siesta es un ciclo natural del cuerpo. Después de comer, el organismo experimenta una sensación de cansancio que hace necesario que, normalmente, se tenga que echar una pequeña siesta o se tomen bebidas excitantes para poder seguir con el mismo ritmo de actividad.
Así es la siesta ideal
– No debe durar más de 30 minutos.
– Dormir siesta de más de media hora distorsiona sus efectos positivos.
– Una siesta de 40 minutos o más altera el ciclo del sueño nocturno.
– Se recomienda un sofá o una silla cómoda en lugar de la cama.
– No se aconseja siesta a las personas con insomnio.
– Una cabezadita mejora física y mentalmente a las personas.
Esta costumbre tan española, empieza a ser alabada por otros países. En concreto, un estudio de la NASA alaba los beneficios de la siesta, subrayando que el bienestar que ofrece es incomparable a cualquier otra solución médica. Eso sí, la institución precisa que para resultar beneficiosa no debe durar más de 26 minutos, ya que disminuye los riesgos cardiovasculares, libera tensiones, aumenta la capacidad de concentración y refuerza el estado de alerta.
Mientras que los efectos de la siesta sobre los adultos pueden ser beneficiosos, esta práctica en los niños y los ancianos es fundamental.