Cuando uno visita el cementerio en donde se encuentra el cuerpo de un ser querido o tan solo
para acompañar a una persona que va a orar por la persona que dejo este mundo, acostumbramos
a realizar ciertos rituales para mostrar nuestros respetos hacia el difunto.
Ritual hacia el cementerio.
Cuando se traslada el cuerpo desde el lugar donde se realizó la ceremonia hasta el cementerio, el cortejo va liderado por la coche fúnebre que lleva el cuerpo, seguido por la comitiva de la familia o amigos. Cuando se realiza el acto del sepelio, a veces se ofrece un pequeño discurso por medio de un sacerdote y al final se sepulta el cuerpo.
Renta de rezos.
En algunos países como Argentina, en algunos pueblos se acostumbra a la renta de rezos. Se trata de contratar a algunas personas para rezar, pero no es tan solo para realizar el acostumbrado rezo en forma automática. Los individuos contratados se visten de negro, el color obligado cuando se guarda el luto, y rezan en la tumba acompañando las plegarias de llantos y lágrimas.
Esta práctica proviene de la antigua tradición española de las plañideras, mujeres que en los
pueblos de la Península eran contratadas para “mostrar su dolor” en los velorios y entierros de
una persona. Lo sorprendente es que todavía se puedan encontrar rastros de esta práctica en
pleno siglo XXI.