Caravaggio falleció probablemente por una insolación y fue enterrado en el antiguo cementerio de San Sebastian, en Porto Ercole en 1610, pequeña y pintoresca ciudad de la Toscana. Fueron las tropas españolas que controlaban esa zona quienes le enterraron, ya que no querían que se supiera que había muerto para poder quedarse con los cuadros que el pintor llevaba consigo.Todo esto contribuyó a acrecentar el misterio sobre su muerte, y su falta de inscripción en el libro de los muertos. A esta conclusión han llegado un grupo de científicos e historiadores italianos, y que fue presentada en Ravenna. A los restos encontrados se les aplicó la prueba del carbono y la de ADN, y aunque sus resultados no fueron concluyentes, según todos los análisis, el pintor padecía «saturnismo» o «plumbosis», la llamada enfermedad de los pintores poco cuidadosos con la higiene, y cuyo organismo asimilaba el plomo de los pigmentos. Estos mismos científicos establecieron que se puede confirmar con 85 por ciento de certeza que se trata de los restos de Caravaggio. Con todas estas pruebas la muerte de Caravaggio parece ya ser menos misteriosa.
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