Un estudio elaborado por la Universidad de Stanford ha descubierto, mediante argumentos neurológicos, que la lectura es una excelente actividad para el cerebro.
El resultado, para muchos parte de la sabiduría popular, surgió de Natalie Phillips, erudita literaria, quien tenía mucho interés en saber la importancia que tiene la literatura para el desarrollo cerebral.
Los lectores fueron instruidos para leer de dos maneras diferentes, leer por placer y leer haciendo un análisis crítico, y comprobó que la lectura crítica y la lectura por placer ofrecen diferentes tipos de entrenamientos neurológicos. Cuando una persona está leyendo, la sangre fluye a regiones del cerebro que se encuentran relacionadas con el desarrollo de la concentración.
El estudio también demostró que la lectura crítica requiere cierto tipo de función cognitiva que no se suele emplear normalmente. Los dos estilos de lectura, la lectura crítica y la lectura por placer, permiten que la función cognitiva se desarrolle más y de manera más eficiente.
Por tanto se confirma que la lectura es buena para el cerebro pero también podría tener implicaciones en la forma en la que la lectura afecta al órgano, y cómo dicha actividad tiene la capacidad de desarrollar algunas características, como la concentración y la comprensión.