El funerario es un sector en el que priman las tradiciones arraigadas en la población, pero no está ajeno a los cambios, y así lo demuestran algunas iniciativas que se han desarrollado en los últimos años.
Cementerios verdes que parecen un parque, ataúdes biodegradables, lápidas interactivas… Enterrar a un ser querido sigue siendo igual de triste que hace 50 años, pero el aspecto cambia.
Además de todo esto destaca el cambio de aspecto que se quiere dar a los nuevos cementerios. Este es el caso del cementerio de Dumbría (La Coruña), donde cada lápida tiene un color distinto y los postes de los pasillos centrales imitan a los árboles.
Fuera de nuestras fronteras, una de las iniciativas más peculiares es la que ha desarrollado una compañía japonesa, en un país donde el problema del espacio no es sólo para los vivos, sino también para los muertos. Esta compañía ha creado dos cementerios verticales. Los difuntos están almacenados en contenedores, en una bóveda subterránea de distintos pisos con un sistema de ascensores, de modo que cuando los familiares quieren visitar a su ser querido, introducen una tarjeta magnética que eleva el ataúd correspondiente hasta el nivel de las visitas.