Las cenizas fueron robadas de la casa de una mujer en la
localidad de Silver Springs Shores, en el centro de Florida. Los ladrones se
llevaron una urna con los restos de su padre y otro contenedor con las cenizas
de sus dos perros.
Los investigadores se dieron cuenta de lo sucedido cuado arrestaron a los ladrones. Los ladrones habían inhalado parte de las cenizas, creyendo que era cocaína. Cuando los ladrones se dieron cuenta de su error, se plantearon devolver las cenizas restantes, pero decidieron lanzarlas a un
lago porque creyeron que sus huellas digitales estaban en las urnas.