En vísperas del Día de Todos los Santos, es tradición, en los cementerios de la Pampa llevar coronas de papel y metal, que elaboran con tarros de conserva, latas y papel, que convierten en flores.
No quieren que esta tradición se pierda, y para ello han lanzado una serie de iniciativas con el lema “que la Pampa nunca muera“, en el que miembros del Consejo de la Cultura y las Artes eligieron seis personas para ser reconocidos como Tesoros Humanos Vivos. Un galardón que forma parte de un programa creado por la Unesco, que busca rescatar justamente el patrimonio inmaterial.
Las coronas se hacen según su destinatario, ya que las hay de diferentes tamaños, la idea es crear flores de aspecto natural que perdurarán en sus sepulturas, soportando la hostilidad del sol y las temperaturas del desierto.