Un reconocido historiador ruso tenía 29 muñecas de tamaño natural que fabricó él mismo con restos de cadáveres y ropas robadas en los cementerios de la ciudad de Nizhny Novgoro. Eran cadáveres de mujeres jóvenes, que estaban vestidas con ropas extraídas de las tumbas y todo lo almacenaba en su apartamento.
Anatoly Moskvin, que así se llama el detenido, es un historiador de 45 años considerado el máximo experto en cementerios de la ciudad. Su gran interés por los difuntos le sirvió también para escribir. El pasado mes de octubre, Moskvin contó, en uno de sus artículos, su interés por los muertos. Relató que cuando tenía 12 años, pasó frente a un cortejo fúnebre cuyos participantes lo obligaron a besar el rostro de una niña de 11 años muerta. Agregó que más adelante se apasionó por lo oculto.
Según la versión oficial, su arresto so produjo después de una larga investigación sobre la profanación de tumbas en varios cementerios locales.
Que la realidad siempre supera a la ficción es algo que parece evidente. La afición de este ruso de confeccionar muñecas con restos humanos recuerda filmes como ‘El silencio de los inocentes’, en el que un asesino en serie’, diseñaba y cosía vestidos con la piel que les quitaba a sus víctimas, mujeres jóvenes con algunos kilos de más.