Se ha puesto de moda y lo cierto es que le avalan sus muchos beneficios para la salud. El própolis o propóleo es una sustancia elaborada por las abejas a partir de productos de origen vegetal para proteger sus colmenas, que actúa como antiséptico, antiviral y antiinflamatorio.
Historia del propóleo como sustancia curativa
El uso del propóleo para fines curativos no es reciente, ya que, en las civilizaciones del antiguo Egipto y en Grecia, se conocían sus propiedades antisépticas y cicatrizantes y, por ello, lo utilizaban en aplicaciones para combatir numerosas enfermedades. Aristóteles, incluso, en su Historia de Animales, hace referencia a esta sustancia llamándola «remedio para las infecciones de la piel, llagas y supuraciones».
En Roma, también fue muy importante el propóleos, incluso se ve reflejado en su mitología cuando señala que Júpiter transformó a la bella Melisa en una abeja para que pudiera producir una milagrosa sustancia curativa: el propolis («defensor de la ciudad»).
Aparece, incluso, citada en el Corán y se tiene constancia de que los incas utilizaban el propóleos para tratar estados febriles.
Recientemente, se han efectuado estudios, especialmente en China, donde se ha podido detectar la eficacia que tiene el propóleos en el tratamiento de la hipertensión, la arteriosclerosis y las afecciones cardiacas.
El propóleo se comercializa como extracto o utilizado en formulaciones de cosméticos y productos farmacéuticos. Lo podemos encontrar envasado como extracto de própolis. Es necesario almacenarlo en un lugar fresco y seco, en recipientes bien cerrados.
Antes de la toma de cualquier producto es importante recurrir al asesoramiento de un profesional cualificado.
DATOS CURIOSOS
– Los egipcios usaban el propóleo (própolis) como uno de los ingredientes para la conservación de las vísceras de los faraones.
– El propóleo (própolis) no es aconsejable en casos de asma bronquial alérgica, ya que puede empeorar los síntomas.