Sagada es una ciudad situada en la isla de Luzón, al norte de Manila. En los acantilados de Sagada, no sólo sorprende la formación natural que ofrece su paisaje, sino que en este sitio, se encuentra un cementerio colgante, es decir ataúdes que fueron colocados en la pared de roca.
Durante más de 2.000 años, los habitantes de Sagada han seguido una tradición funeraria que busca ubicar a sus difuntos lo más cerca posible del cielo. Según esta práctica, que dejó de realizarse hace apenas una década, los ancianos tallaban en madera sus propios ataúdes y, una vez llegado el momento, estos eran colocados en el interior de cuevas o en lo alto de acantilados, sujetos con barras de metal. De esta forma, la montaña más sagrada de Filipinas acoge un sorprendente cementerio colgante con decenas de féretros suspendidos.
Aunque hoy en día esta milenaria costumbre ha caído en desuso, y la mayoría de habitantes de Sagada son enterrados en tierra, aún puedan verse ataúdes en la pared del acantilado, lo que produce un efecto tremendamente impactante.