Los animales no dejan de sorprendernos, y en este caso los delfines, con su conducta “tan humana”.Ocurrió el pasado mes de marzo, en aguas de la costa de California, cuando uno de los barcos de una empresa especializada en el avistamiento de cetáceos localizó un numeroso grupo de delfines mulares o de nariz de botella. Al acercarse, descubrieron un hecho insólito, uno de los delfines llevaba sobre su aleta dorsal una cría muerta.
La madre se negaba a abandonar a su cachorro fallecido y nadaba con él a cuestas, acompañada de todos los miembros de su grupo social.
La cría podría llevar muerta varios días. A pesar de ello, su madre continuaba transportándola sobre el lomo y cerca de la superficie para que pudiera respirar. Además, en lugar de sumergirse y saltar sobre el agua, como suelen hacer normalmente, el delfín nadaba con la aleta dorsal continuamente por encima de la superficie.
Horas más tarde de este encuentro, este triste cortejo fúnebre fue avistado por otra embarcación que navegaba por la zona. La madre, como si aún no pudiera despedirse de él, continuaba velando al pequeño delfín fallecido.