Una dieta mediterránea combinada con aceite de oliva virgen y frutos secos reduce un 49 % el riesgo de ictus y puede reducir en un 30 % la posibilidad de sufrir de infarto de miocardio, o muerte cardiovascular.
Se trata de una investigación liderada por el Instituto de Salud Carlos III y financiada, con más de 6,8 millones de euros, por el Ciber de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición.
Seguimiento a cinco años
A todos ellos, se les realizó un seguimiento durante cinco años. De esta forma, los expertos han comprobado que una intervención con una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos reduce en un 30 % la incidencia de muerte cardiovascular, el infarto de miocardio y el accidente vascular cerebral.
El estudio ha mostrado que las nueces son un elemento esencial, ya que consiguen reducir en un 49 % el riesgo de padecer ictus, en comparación con una dieta baja en grasa.
Según los espertos consumir una dieta mediterránea combinada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos disminuye el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura, aunque ha reconocido la necesidad de seguir investigando en este aspecto para consolidar estos beneficios.
También hay previsto un segundo estudio para conocer la intervención con dieta mediterránea hipocalórica combinándola con terapia conductual y actividad física, para reducir peso y ver si, a la largo plazo, este tipo de alimentación también reduce las complicaciones cardiovasculares y el riesgo de padecer un cáncer.
Las primeras investigaciones sobre la dieta mediterránea se iniciaron en los años sesenta al analizar la prevalencia de la enfermedad cardiovascular en distintos países. Mientras que en EE UU era del 4,6%, en Grecia, en concreto, en la isla de Creta, apenas llegaba al 0,5%.