Hoy, que se celebra su día internacional de la esclerosis múltiple, una enfermedad crónica e incurable, pero que tiene tratamientos muy eficaces, y para la que un diagnóstico en sus primeras fases es fundamental, para conseguir una buena calidad de vida. Es la enfermedad neurológica crónica más frecuente, y también la causa de discapacidad neurológica más frecuente, en adultos jóvenes.
Un diagnóstico precoz es fundamental para que el tratamiento palie los posibles efectos negativos en la calidad de vida del paciente.
Sus síntomas son muy variables dependiendo del lugar donde aparezca la lesión. No obstante, la alteración de la sensibilidad (45%), dificultad para coordinar los movimientos (40%) y trastornos visuales (20%) suelen ser los primeros en manifestarse.
Hay dos formas principales de llegar al diagnóstico.
Vista. Cuando se ve doble o se ve borroso, hay que ir inmediatamente al médico. Lo más normal es que el oculista, además de hacer las pruebas que correspondan y que puedan descartar la esclerosis, desvíe al paciente a un neurólogo. Y ahí es donde se puede detectar si es tiene esclerosis múltiple.
Extremidades. La pérdida de sensibilidad o fuerza en brazos o piernas es más complicado que, en un primer momento, lleve al diagnóstico de esclerosis. Los médicos deben descartar primero a los «sospechosos habituales», es decir, un pinzamiento, una problema de postura…