Cientos de miles de españoles visitarán desde este jueves, Día de Todos los Santos, los miles de cementerios que existen en España para recordar a sus seres queridos que ya han fallecido.
Esta tradición, profundamente arraigada, ha ido cambiando en los últimos años, de forma que la gente no sólo acude al cementerio los días 1 y 2 de noviembre, Día de los Todos los Santos y Día de los Difuntos respectivamente, sino también desde el fin de semana anterior o los días posteriores.
Los visitantes se afanan en la limpieza de tumbas y colocación de flores naturales en señal de recuerdo de los suyos en estos días. La crisis también ha afectado al sector de las flores, que este año prevé un descenso en sus ventas, aunque este día es considerado como uno de os más importantes para el sector.
La fiesta de Todos los Santos, tal y como se conoce hoy, se remonta al año 800, cuando se empieza a celebrar en Roma el día 1 de noviembre, y que tenía relación con el antiguo Panteón. En el caso español habría que remontarse al rito mozárabe.
En aquella época se celebraba una misa que, que no tenía carácter lúgubre. Para la Iglesia el día de Todos los Santos es “de las grandes solemnidades del año litúrgico” como se demuestra en el hecho de que la misa se celebre de “color blanco”.
Por su parte, la festividad del día 2, que se remonta al siglo VII, se celebra como continuación de la fiesta de Todos los Santos y bajo el color litúrgico morado, invita a la penitencia y la oración, aunque tiene también “una vertiente más popular”.