En un desierto en el sur de Perú, una brigada de geólogos intenta rescatar un vasto cementerio de ballenas y cachalotes de 3 a 20 millones de años de antigüedad, antes de que los fuertes vientos que lo dejaron al descubierto terminen por destruirlo.
Cementerio de ballenas
Los restos fosilizados de unas 15 ballenas se divisan actualmente sobre la arena en el desierto de Ocucaje, ubicado al sur de Lima, donde hace unos veinte años aparecieron los primeros indicios de que la existencia, hace millones de años, de tiburones gigantes y cachalotes de hasta 20 metros de largo.
El sitio, que tiene unos 45 kilómetros cuadrados y se encuentra a unos 30 km del mar, fue sacudido antiguamente por erupciones volcánicas que lo destruyeron y envenenaron a todo ser viviente convirtiéndolo en un desierto. El lugar, repleto de animales marinos, podría ser parte de un futuro parque paleontológico que se proyecta construir en Perú con gran número de animales del Período Mioceno (entre 5 y 23 millones de años). La buena fosilización de este cementerio de ballenas se explica por las condiciones ambientales, el bajo nivel del oxígeno en el substrato retarda la actividad de descomposición ocasionada por las bacterias.
Para la conservación de este tesoro se está educando a la población, enseñándola a caminar con cuidado por la zona para evitar destruir los restos.