Se ha descubierto una cámara funeraria de más de mil años de antigüedad, en la Zona Arqueológica de Tingambato, en Michoacán.
Se trata del entierro de una persona, acompañado de 19 mil cuentas de piedra verde, concha y huesos humanos.
La cámara mortuoria y la riqueza del entierro, que datan del periodo Clásico (200 a 900 d.C.), indican que se trata de los restos de un personaje de alto rango de la antigua urbe de Tingambato.
El espacio funerario se compone de un techo de lajas trabajadas en formas angostas y alargadas, encimadas una en otra, pegadas con lodo, y colocadas en dirección contraria a las manecillas del reloj; en tanto que los muros son de piedra recubierta con un repellado elaborado con fibras vegetales.
La cantidad de cuentas de concha que se hallaron en la cámara, hablan de posibles relaciones entre los antiguos pobladores de Tingambato con pueblos de la costa, por lo que también se advierte que fue un punto estratégico dentro de una ruta comercial hacia la Cuenca de Pátzcuaro.
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