Estudios realizados por microbiólogos en el laboratorio de la Universidad de Southampton, Reino Unido, han demostrado que las propiedades antibacterianas del cobre reducen la presencia de bacterias comparado con otro tipo de materiales. Una sustancia antimicrobiana es aquella que tiene capacidad para acabar con bacterias, hongos o virus, y el cobre es capaz de inactivar patógenos de forma rápida a temperaturas de refrigeración (4ºC) y ambientales (20ºC) gracias a sus propiedades químicas. La efectividad depende de condiciones como la humedad, la concentración de iones de cobre y del tipo de microorganismo con el que entra en contacto.
Colocar manecillas de puertas, grifos, e interruptores de luz de cobre podría ayudar a combatir germenes, ya que el cobre mata de forma rápida estos gérmenes, y su utilización ha tenido éxito donde otras medidas de control de infecciones han fallado. Al parecer este metal impide que los gérmenes respiren, impide que se alimenten, y hasta destruye su ADN. Según los estudios, los accesorios de cobre tenían un 95 por ciento menos gérmenes que los comunes.
Los poderes sanatorios del cobre se conocen desde hace miles de años. Hace 4000 los egipcios los usaban para esterilizar heridas y el agua bebible, y los aztecas trataban condiciones de la piel con ese metal. Los griegos lo usaban para tratar úlceras.
Hay mucho por estudiar, pero sin duda los resultados preliminares son muy prometedores para la lucha contra las infecciones.