Dentro de este mundo existen muchas tradiciones en torno a la muerte. Estas cambian de acuerdo
con la cultura. Algunas tradiciones asiáticas nos pueden parecer muy extrañas para nosotros
los occidentales. Una de ellas es una tradición budista, la auto momificación o sokushinbutsu
realizada por los monjes budistas. Este proceso lento y doloroso llegaba a durar hasta diez años
por medio de tres etapas.
Primera fase.
La auto momificación comenzaba cuando el monje adoptaba una dieta en la cual reducía la grasa
corporal, debido a que está descompone el cuerpo.
Segunda fase.
La dieta se reduce al consumo de un té que produce vómitos, sudor y orina constantemente,
reduciendo los fluidos corporales de manera drástica, para evitar ser
consumido por los gusanos y escarabajos, y así no ser alimento para los insectos, logrando una
momificación limpia.
Tercera fase.
Construían un refugio subterráneo a 3 metros bajo tierra, adentro de este colocaban un ataúd
en dónde se sentaban en posición de flor de loto y continuaban con sus oraciones y mantras. El
monje seguía respirando a través de un tubo de bambú. Por dentro se amarraba una campana que
estaba atada con una cuerda que salía a la superficie. Los monjes sepultados tocaban todos los
días esta campanilla hasta el día de su muerte.
Cuando morían, se quitaba el tubo de bambú y se les enterraba. Después
de mil días lo desenterraban y, si el ritual había sido exitoso, el cuerpo quedaría incorrupto y
momificado de forma natural, sin vendas y otras sustancias para preservar el cadáver.