Los hechos ocurrieron durante el sepelio de un miembro de una familia de etnia gitana. Los operarios del cementerio se disponían a elevar el féretro para introducirlo en uno de los nichos, cuando el ataúd se precipitó al suelo. La tensión por lo ocurrido desembocó en una agresión por parte de algunos familiares a uno de los operarios.
Según los responsables del Cementerio Mancomunado, el incidente se debió a un fallo en la maquina elevadora con la que el operario manipulaba el ataúd que se disponía a enterrar, momento en el que éste se desprendió y sufrió importantes daños que provocaron su rotura. Ambos operarios tuvieron que recibir asistencia médica, uno por un ataque de ansiedad y el segundo por heridas de diversa consideración sufridas en la agresión, lo que aconsejó su traslado al hospital de Puerto Real.
La situación se resolvió, una vez pasada la tensión del momento, y con la presencia de las fuerzas del orden. El cementerio se hizo cargo de la sustitución del ataúd dañado y se procedió a dar sepultura al finado.
El último suceso de estas características se produjo en el Cementerio Mancomunado hace ya más de 10 años, en aquella ocasión el descendimiento del ataúd se estaba realizando con cuerdas y el féretro no llegó a romperse, desprendiéndose tan sólo la cubierta.