Vestido como si fuera a participar en un combate y colocado de pie en la esquina de un ring, el cuerpo de un joven boxeador fue velado por familiares y amigos, de acuerdo a una excéntrica y cada vez más popular costumbre en Puerto Rico.
Esta llamativa puesta en escena fue organizada por su familia, porque “el boxeo fue el sueño” de este joven de 23 años que murió asesinado en San Juan, Puerto Rico.
El cuerpo de Rivera, vestido con guantes azules, zapatillas negras y equipación de boxeador de color negro con detalles amarillos y blancos, fue colocado sobre un cuadrilátero con sogas amarillas y cadenas blancas, para ser mostrado a la comunidad.
Este particular modo de exponer el cadáver de una persona no es tan extraño en Puerto Rico, donde de vez en cuando los muertos son expuestos al público fuera de sus ataúdes, recreando una escena que puede evocar los principales hobbies del fallecido o incluso las circunstancias en las que murió.
Estos peculiares velatorios, a los que los puertorriqueños se refieren con el gráfico nombre de “muertos paraos” (de pie), ganaron popularidad a raíz del organizado en 2008 en memoria de un joven que fue asesinado de once disparos.
En este tipo de embalsamamiento se tarda alrededor de ocho horas, a diferencia de uno común que toma cerca de dos. Las autoridades de la isla trataron en su día de prohibir estos espectáculos, que incluso se llegaron a ver entre la numerosa población puertorriqueña que vive en el EEUU continental.
El Departamento de Salud de Puerto rico no pudo prohibirlo porque no encontró la vía legal para impedir que las funerarias realicen velatorios que se salgan de lo convencional, exigiendo que el cadáver esté colocado de forma horizontal o dentro del ataúd.