Siguiendo la tradición sudafricana, cantos, bailes y ovaciones han despedido a Nelson Mandela, en un servicio religioso que se ha celebrado esta mañana en el estadio de Soccer City, ante una multitud de seguidores, y cientos de personalidades políticas y culturales venidas de todo el planeta.
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El día ha sido lluvioso para darle un emotivo adiós, al líder que ha trabajado de forma incansable para sembrar la reconciliación su país. Para sus seguidores, la lluvia significa en la tradición africana una bendición y a Mandela le habría gustado ser despedido así”, según el vicepresidente del Congreso Nacional Africano, y primer interviniente en la ceremonia.
El oficio religioso ha tenido una duración aproximada de cuatro horas, ha comenzado, siguiendo los deseos de Mandela, con una oración “interreligiosa” de diferentes credos, con representantes de las religiones judía, hindú, musulmana y cristiana.
El funeral de Estado tendrá lugar el próximo domingo en la localidad de Qunu, en el sureste de Sudáfrica, donde creció Mandela y había pedido ser enterrado.
La celebración abre cinco días de homenajes antes de su entierro, el domingo en Qunu, un poblado donde Mandela pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre, y donde el quería ser enterrado.
Además, en la celda de 2,5 por 2,1 metros en la que pasó 18 años de su vida, arde desde el lunes una vela que “simboliza el triunfo del espíritu humano”,