¿Imagina Ud. en México un cementerio con mausoleos de dos o tres niveles construidos con mármol, adornos de oro y piedras preciosas? Pues el lugar existe y se llama Jardines de Humaya en Culiacán, Sinaloa, en el noroeste de México, y fue construido en 1966.
La ostentación llega a niveles extremos:
Estos extravagantes mausoleos que parecen sacados de las revistas de moda cuestan alrededor de 200 mil dólares.El derroche que caracteriza a los capos de la droga en México llega hasta sus tumbas en el cementerio de Sinaloa, donde yacen rodeados de sus objetos más codiciados como armas, joyas o camionetas, Y como ejemplo, un mausoleo tiene línea telefónica, y otro cuenta con equipo de sonido y aire acondicionado.
Esas tumbas faraónicas son una forma tremenda de cómo ven la vida y la muerte.El misterio que rodea a los narcotraficantes en vida les sigue tras la muerte, pues mientras abundan los objetos de recuerdo en las tumbas muchas permanecen sin fechas, nombres o epitafios.
Los finos materiales y las cúpulas de estos mausoleos “muestran una arquitectura que forma parte de lo que se conoce como narcocultura”, que se expresa también en la música, moda y formas de vida. Hileras llenas de cervezas, estantes con vasos de tequila y botellas de licor o fotos de difuntos junto a sus avionetas, adornan las paredes.
En las tumbas, muchas con fotos de personas jóvenes, hay estatuas o imágenes de San Judas Tadeo, Jesús Malverde o la Santa Muerte, que conforman el santoral venerado por el crimen organizado.