Sara Gorricho Gonzalez fue, luz, paz y amor.
Pequeña máxima de Sara,Diciembre del 2010.
Recuerdo una cosa que leí alguna vez.Una máxima del budismo Zen, dice así: Que un roble lo crean dos fuerzas simultaneas, evidentemente la primera, es la bellota.La semilla, que contiene la promesa y el potencial que a al crecer se convierte en un árbol.Eso esta claro. Pero son pocos los que reconocen que existe otra fuerza muy importante.
La del árbol futuro, cuya ansia de existir es tan enorme que hace eclosionar y brotar la bellota, llenándola de vigor, guiando la evolución desde la nada hasta la madurez.
Hasta tal punto que el árbol, supera la fuerza vigorosa de la bellota.
Sara, mi hija no fue...
Sara, no fue un número en la seguridad social que ahora borran.
No fue el carnet de identidad que no le dió tiempo a renovar por que falleció.
No, mi hija no era un número más de una fatua cadena de burocracías.
Mi hija Sara, nació un dos de mayo de 1981 fruto del amor, y desde su nacimiento se convirtio para toda la familia en un pequeño tesoro que cuidabamos con mucho recelo y pasión.
Yo apenas creia que mi cuerpo alumbrase un ser tan bello, con esa carita de medallita como decian tod@s las que la miraban.
Mi hija, no es un número que ahora borran de las listas.
Mi hija era alegría y luz.De niña siempre cantando y bailando al son de mi guitarra con la bisabuela Petra que ahora, cuida de ella.
De joven, una belleza que siempre se entregó al amor de forma descarnada ,entregando el alma entera sin dejar nada para ella.
Generosa como nadie, no calibraba el daño posterior que tanta entrega le suponía, así como no calibraba el hecho de que mucha gente, ( quizás demasiada) emplea sólo el don de la palabra y cuando llega la hora de la verdad, esas palabras, son sólo eso,
meras silabas fecundadas en la hipocresía de quien promete y luego da la espalda.
Si, mi hija Sara, entregaba su corazón sin medida, sin comprender que en esta vida, no todos fueron merecedores de tal entrega, como muchos que se llamaron amigos suyos y aprovecharon su generosidad.Estoy segura de que Sara ya ha perdonado su avaricia.
Sara, adoraba a su tia y madrina Reyes, a sus abuelos a los que consoló en sus últimos meses tratando con inmensa dulzura. A su tio y padrino Ángel, a sus tios Eliandre y Jose con los que confratenizo mucho, llegando a ser más que ti@s ...amigos.A Charito, con la que salia aquellas primaverales mañanas.Y tenia debilidad por sus primos,y por su tia Sario. El arroz de la tia Sario.Eso son palabras mayores ¿verdad Sara?
A sus amigas del colegio, del instituto, y más tarde, de la escuela de turismo.En todas dejó su impronta y siempre les estaré agradecida por el apoyo mostrado en esos momentos tan crueles, donde demostraron todas sin excepción cuánto nos querian..Raquelona, Elisa ,Eva, Patricia, María Jo María ,Patricia Cano,Vanesa, Monica ,Tatiana.Seguramente me deje alguna , (y si es así pido perdón) .Ellas siempre fueron como hijas para mi ,y hermanas para Sara.
Mujer de caracter fuerte que luchó toda su vida por ser ella misma.
No, no mi hija no es un mero papel que ahora aparece en una esquela, ni esa ficha que se tira a la basura después de un deceso.
Cuando nació, a Sara le pusieron un vestido llamado "Vida" que siempre le quedó grande:
Grande de anchura....pues tenia un corazón que no le cabia en el pecho.
Corto de mangas.......pues sus manos siempre estaban abiertas para recibir la benévolente luz de cada amanecer, sin condiciones, sin cobardía ,a pesar de que a veces no brillaba lo suficiente.
Y este vestido, sobre todo le quedaba corto, pues mi hija siempre aspiró a ser alta, tan alta como la luna, y estar dónde está ahora, cerca de los ángeles.
Sara no dejaba indiferente a nadie, era culta, gran amante de los animales,de la naturaleza, de la música, de los viajes. Y sobre todas las cosas le gustaban las mariposas, quizás por que añoraba el vuelo en rasante hacia las flores que ellas hacen.
Hija mia...ahora que ya vuelas alto y que tanto nos has enseñado a los que te queremos; enséñanos a poder vivir sin ti.
Eres luz y amor como dice tu tia, y para mi lo has sido absolutamente todo.
Naciste con y del amor, y así como naciste ,el día de tu muerte se respiraba olor a hierbabuena y AMOR del verdadero, de aquel que solo saben dar aquellos que de verdad te conocieron, como el que recibiste de tu familia que nunca te olvidará.
Si hija...¿Recuerdas cuando te despertaba y en tono de broma te daba un beso y te decía: Sara .!soy yo... tu madre! y tú me contestabas, ya sé que eres mi madre ...y una leve sonrisa asomaba a tu hermoso rostro.Si Sara ,tu madre siempre estará a tu lado, allá donde estés, mi alma y mi corazón te has llevado y por las noches te sigo dando esos masajes en el pelo con los que dormías.
Mi hija Sara fue alguien especial mientras duró su vida, tenia clase y porte, de esos con los que se nace y que erronamente algunas personas piensan que se adquiere, y fue especial hasta el día de su muerte.
¿Quién es capaz de convertir una fría habitación de cuidados intensivos en un campo de hierbabuena y rosas donde poder lograr el descanso eterno?
Solo ella....Sara Gorricho Gonzaléz.
SIEMPRE ESTARE A TU LADO HIJA Y SIEMPRE, SIEMPRE TE QUERRÉ... y no olvides nunca que..." aún tienes la vida" hija mia.
Atardeceres. Poema de Sara...12 de julio del 2011.
Bajo esta capa gris
no muy de tormenta...de bruma antañera
y de azaleas,
contraseña que mal cuenta
las bendiciones y las caricias
que con mimo a mi me jalean.
Mil cúpulas de acero, férreo
enjuto en los dispares llantos
a los que yo me aferro,
llenos de brillantes y de miedos.
Busqué la inspiración de estos versos
en los versos de mi madre,
ya que no hay verso sin madre
ni madre que no sea verso.
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Elegía por la muerte de una hija...
Reverberan estiletes, plañendo los sigilos.
¡Callado pasa el río!
Por los angostos parajes que antaño
eran cántico de alondra en el cerro
y palpitar de guijarros a borbotones
en los vértices de tu pecho florecido.
¡Callado pasa el río!
Con su mortecino silencio.
Cenagosas aguas ,vacuas y grises
hoy esculpen esfinges de sepulturas.
Sigilos preñados de gangrena
rotos por el tañido de campanas
y el vetusto ciprés que te cobija
que silbando va al viento
el eco de mi lamento enfurecido.
¡Callado pasa el río!
Y de mi corazón brotan
gramíneas como escarpias.
desollando mis lágrimas de purulentas horas.
Aquellas que perdí sin saber
que el tiempo pasaba inexorable,
despacio ,sin hacer ruido,
por la orilla del río.
Aquellas que perdí en la desidia bordeando
entre la frágil línea de vida
la semilla donde anida la muerte.Qué callado pasa ahora,
inmolando el verbo desangrando
en la aciaga sombra de tu ausencia,
de tu renacer en el impávido tiempo
que tu sonrisa cobija.
Y mis días ha teñido de toscos quebrantos
inmolando la rosa que por el río
atraviese tu horizonte entre ríscos y cañaverales.
¡Callado pasa el río!
Ese río, donde fluye tu presencia.
donde invoco tu ausencia.
Guarda silencio el Ebro
pues mi niña dormida está
y no la quiere despertar.
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Poema de Miguel Hernandéz que le encantaba a Sara.
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.MIGUEL HERNÁNDEZ.