REQUIEM POR UN AMIGO.-
Me llega la tristísima noticia del fallecimiento de Carmelo, un hombre bueno, un compañero entrañable y un caballero en el sentido más amplio del término.
Le conocí, en la Facultad de Derecho, cursando los estudios de la Licenciatura de Ciencia Política y de la Administración, era, como yo, socio fundador de la Asociación Valenciana de Politólogos.
En su reencuentro con la facultad, que ciertamente, no había abandonado del todo, él, desde la distancia, seguía sus investigaciones sobre la Historia Constitucional de España, tarea que, últimamente, plasmó en un libro, publicado por las Cortes Valencias, “La Defensa de las personas y de la propiedad en la Regencia de María Cristina de Habsburgo”, que fue prorrogado por Dª. Remedio Sánchez Ferriz, Catedrática de Derecho Constitucional de nuestra Universidad, compañera de docencia y condiscípula de Carmelo, en los tiempos de D. Diego Sevilla Andrés.
Pero yo, en este triste momento, quisiera, hacer una somera semblanza, no del estudioso, no del investigador, no, yo quisiera glosar la figura del compañero de aula, del socarrón copartícipe en alguna francachela organizada por las y los más jóvenes compañeros de promoción, en una palabra, hablar del lado estrictamente humano de Carmelo Palacios.
Como decía al principio, Carmelo era un hombre bueno, un compañero ejemplar dispuesto a ayudar a todos con su acervado conocimiento de la historia, la más y la menos próxima, algún profesor, que había sido compañero en las tareas del Departamento de Derecho Político, en los años de juventud de Carmelo le consultó, algún dato, reconociendo así, la autoridad de Carmelo en la materia que dominaba.
Como diría José Luis Sampedro, Carmelo no ha podido con la bicha. Aún guardo el último mail que nos cruzamos en el que me decía haber recibido la última dosis de quimio y que se encontraba con ánimos para quedar a tomar un café y charlar un poco, su estado de ánimo era muy bueno, pero, como digo no ha podido ser.
Se marcha un estudioso ejemplar pero sobre todo una buena persona, como a él le hubiera gustado emplear una expresión latina, acabaré con el Requiescant in Pace.
Pedro Sánchez Gabaldón
Pedro Sánchez Gabaldón
10-09-2011